La eficiencia en el mantenimiento es fundamental para garantizar un desempeño óptimo de los activos y minimizar costos innecesarios para las empresas. Dos enfoques ampliamente reconocidos en la industria son el TPM (Mantenimiento Productivo Total) y el RCM (Mantenimiento Centrado en Confiabilidad).
En este artículo, abordaremos a profundidad acerca de qué es el TPM y el RCM, sus beneficios de implementar esto en su negocio, y cómo esto puede ser una estrategia clave para mejorar su rendimiento y efectividad. Si quieres aprender más al respecto, te invitamos a seguir leyendo.
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El TPM se centra en mantener la eficiencia general del equipo y minimizar las pérdidas de producción, con énfasis en la calidad, el costo y la entrega. Se basa en tres áreas principales: mejora, prevención y auto-sostenimiento. La mejora implica la implementación de cambios para eliminar pérdidas y desperdicios en los procesos de producción.
El RCM se centra en la confiabilidad de los activos y busca prevenir fallas y optimizar el rendimiento. El enfoque principal del RCM es la identificación de problemas potenciales y la implementación de estrategias de mantenimiento para prevenir o mitigar esas fallas.
El RCM se basa en un proceso sistemático y continuo que involucra la identificación de activos críticos, la determinación de modos de falla y efectos, el desarrollo de estrategias de mantenimiento apropiado y la implementación y seguimiento de los planes de mantenimiento.
TPM se enfoca en la eficiencia general del equipo y busca eliminar pérdidas de producción, con un enfoque más amplio en áreas como calidad y entrega. RCM, por otro lado, se centra en la confiabilidad de los activos y busca prevenir fallas y optimizar el rendimiento. RCM tiene un enfoque más específico y limitado en el análisis y la gestión de los activos críticos.
TPM tiene como objetivo principal mejorar la eficiencia operativa y garantizar la disponibilidad de equipos, con un enfoque en reducir pérdidas y mejorar la productividad. RCM tiene como objetivo principal prevenir fallas, reducir los riesgos asociados con esas fallas y optimizar el rendimiento y la confiabilidad de los activos.
TPM utiliza una amplia gama de técnicas y herramientas de mantenimiento, incluido el mantenimiento planificado y basado en condiciones, para mantener la eficiencia general y minimizar las pérdidas. RCM, por otro lado, se basa en un enfoque más preciso y sistemático, utilizando herramientas como árboles de fallas y análisis de criticidad para identificar las estrategias de mantenimiento.
En TPM, se expresa a los empleados a participar activamente en el mantenimiento y se les brinda y herramientas para desarrollar habilidades de mantenimiento. RCM también involucra a los empleados, pero su enfoque principal está en el análisis y la toma de decisiones basadas en datos, y requiere la participación de expertos en confiabilidad y mantenimiento.